Excelencia
de la sabiduría
2
»Hijo mío, si recibes mis palabras
y
guardas en ti mis mandamientos,
2
haciendo
estar atento tu oído a la sabiduría;
si
inclinas tu corazón a la prudencia,
3
si
invocas a la inteligencia
y
pides que la prudencia te asista;
4
si
la buscas como si fuera plata
y
la examinas como a un tesoro,
5
entonces
entenderás el temor de Jehová
y
hallarás el conocimiento de Dios,
6
porque
Jehová da la sabiduría
y
de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.
7
Él
provee de sana sabiduría a los rectos:
es
escudo para los que caminan rectamente.
8
Él
es quien guarda las veredas del juicio
y
preserva el camino de sus santos.
9
Entonces
comprenderás qué es justicia, juicio
y
equidad, y todo buen camino.
10
Cuando
la sabiduría penetre en tu corazón
y
el conocimiento sea grato a tu alma,
11
la
discreción te guardará
y
te preservará la inteligencia,
12
para
librarte del mal camino,
de
los hombres que hablan perversamente,
13
de
los que abandonan los caminos rectos
para
andar por sendas tenebrosas,
14
de
los que disfrutan haciendo el mal
y
se gozan con las perversiones del vicio,
15
las
veredas de los cuales son torcidas,
y
torcidos sus caminos.
16
»Serás
así librado de la mujer ajena,
de
la extraña que halaga con sus palabras,
17
que
abandona al compañero de su juventud
y
se olvida del pacto de su Dios,
18
por
lo cual su casa se desliza hacia la muerte,
y
sus veredas hacia los muertos.
19
De
los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni
seguirá de nuevo los senderos de la vida.
20
»Tú
así andarás por el camino de los buenos
y
seguirás las sendas de los justos;
21
porque
los rectos habitarán la tierra
y
los íntegros permanecerán en ella.
22
En
cambio, los malvados serán eliminados de la tierra,
y
de ella serán arrancados los prevaricadores.
Reina-Valera
1995 (RVR1995)
Copyright
© 1995 by United Bible Societies
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