Día 23, DAB Proverbios, Miércoles 23 de Enero
Proverbios 23 Nueva Versión Internacional (NVI)
6
23 Cuando te sientes a comer con un gobernante,
fíjate bien
en lo que[a] tienes ante ti.
2 Si eres dado a la glotonería,
domina tu
apetito.[b]
3 No codicies sus manjares,
pues tal
comida no es más que un engaño.
7
4 No te afanes acumulando riquezas;
no te
obsesiones con ellas.
5 ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen!
Es como si
les salieran alas,
pues se van
volando como las águilas.
8
6 No te sientes a la mesa de un tacaño,[c]
ni codicies
sus manjares,
7 que son
como un pelo en la garganta.[d]
«Come y bebe», te dirá,
pero no te
lo dirá de corazón.
8 Acabarás vomitando lo que hayas comido,
y tus
cumplidos no habrán servido de nada.
9
9 A oídos del necio jamás dirijas palabra,
pues se
burlará de tus sabios consejos.
10
10 No cambies de lugar los linderos antiguos,
ni invadas
la propiedad de los huérfanos,
11 porque su Defensor es muy poderoso
y contra ti
defenderá su causa.
11
12 Aplica tu corazón a la disciplina
y tus oídos
al conocimiento.
12
13 No dejes de disciplinar al joven,
que de unos
cuantos azotes no se morirá.
14 Dale unos buenos azotes,
y así lo
librarás del sepulcro.
13
15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,
también mi
corazón se regocijará;
16 en lo íntimo de mi ser me alegraré
cuando tus
labios hablen con rectitud.
14
17 No envidies en tu corazón a los pecadores;
más bien,
muéstrate siempre celoso en el temor del Señor.
18 Cuentas con una esperanza futura,
la cual no
será destruida.
15
19 Hijo mío, presta atención y sé sabio;
mantén tu
corazón en el camino recto.
20 No te juntes con los que beben mucho vino,
ni con los
que se hartan de carne,
21 pues borrachos y glotones, por su indolencia,
acaban
harapientos y en la pobreza.
16
22 Escucha a tu padre, que te engendró,
y no
desprecies a tu madre cuando sea anciana.
23 Adquiere la verdad y la sabiduría,
la
disciplina y el discernimiento,
¡y no los
vendas!
24 El padre del justo experimenta gran regocijo;
quien tiene
un hijo sabio se solaza en él.
25 ¡Que se alegren tu padre y tu madre!
¡Que se
regocije la que te dio la vida!
17
26 Dame, hijo mío, tu corazón
y no pierdas
de vista mis caminos.
27 Porque fosa profunda es la prostituta,
y estrecho
pozo, la mujer ajena.
28 Se pone al acecho, como un bandido,
y multiplica
la infidelidad de los hombres.
18
29 ¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares?
¿De quién
son los pleitos? ¿De quién las quejas?
¿De quién
son las heridas gratuitas?
¿De quién
los ojos morados?
30 ¡Del que no suelta la botella de vino
ni deja de
probar licores!
31 No te fijes en lo rojo que es el vino,
ni en cómo
brilla en la copa,
ni en la
suavidad con que se desliza;
32 porque acaba mordiendo como serpiente
y
envenenando como víbora.
33 Tus ojos verán alucinaciones,
y tu mente
imaginará estupideces.
34 Te parecerá estar durmiendo en alta mar,
acostado
sobre el mástil mayor.
35 Y dirás: «Me han herido, pero no me duele.
Me han
golpeado, pero no lo siento.
¿Cuándo despertaré de este sueño
para ir a
buscar otro trago?»
Footnotes:
23:1 en lo que. Alt. en quién.
23:2 domina tu apetito. Lit. ponle un cuchillo a tu
garganta.
23:6 un tacaño. Alt. un hombre mal intencionado.
23:7 que son … garganta (LXX); pues como él piensa en
su interior, así es él (TM).
Nueva Versión Internacional (NVI)
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